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PADE. Unos padres y el ajedrez
#1
INTRODUCCIÓN

Próximamente quiero contar mis humildes experiencias como padre y acompañante de ajedrez, con sus vivencias, anécdotas y funcionamiento del mundo del ajedrez en estos niveles en los que la inmensa mayoría nos movemos. Como en la vida hay de todo, momentos agradables y otros no tanto.

La conclusión durante estos años ha sido muy positiva en cuanto lo que es el juego en sí y muy negativa en cuanto a personajes e intereses que lo mueven.

La anterior conclusión ha hecho que sea reacio a que se imparta ajedrez en los colegios como asignatura por motivos que iré desgranando. 

Como me dijo un buen amigo y padre de un campeón de Andalucía, ya retirado del mundo del ajedrez: "esto entra en vena..."

Disculpad las erratas y faltas que pueda cometer, no me dedico a esto y solo quiero transmitir el mensaje lo mejor que sepa hacerlo.

En los mensajes aparecerá de color distinto aquellos lances  que pueda haber olvidado  entre escrito y escrito en el momento de hacerlos, y así poder dar una información lo más exacta posible de estas vivencias. 
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#2
DESCUBRIENDO EL AJEDREZ  o UNA COSA DONDE SE DABAN TROFEOS Y MEDALLAS


A la edad de casi de 11 años, una de las tardes que mi hijo regresó de jugar al fútbol en la plaza del pueblo, hoy ciudad (VÍCAR), al llegar a casa nos comentó algo emocionado que había estado jugando un rato a una cosa en la que daban medallas y trofeos que se llamaba ajedrez. Todo esto se lo había dicho su amigo José Antonio, que ya tenía alguno de esos obsequios. Entusiasmado por el tema, nos contó en que consistía. 

La verdad es que nunca habíamos hablado o mostrado interés en casa por un juego-deporte que nosotros solo habíamos practicado en la etapa de estudiantes para pasar el rato, como si hubiese sido parchís, las damas o unas cartas (no había tantos juegos como hoy en día). 

Le atendimos lo mejor que supimos en ese momento, no queríamos romper su emoción,  ya que como digo venía algo alterado por el acontecimiento. En realidad no sabíamos  si el interés era por el juego en sí o por los trofeos y medallas. Le dijimos que nos informaríamos, para ver donde jugaban y un poco como iba el tema en la localidad. 

A los pocos días estaba apuntado a clases en el colegio y a las dos semanas más o menos  siguientes nos pidió un ajedrez electrónico, como el que tenía su amigo para jugar, un tablero y un libro. 

Y así comenzó la andadura de esta familia por el ajedrez.
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#3
ENCONTRÁNDOSE CON EL AJEDREZ Y LA BÚSQUEDA DE MATERIAL

En las siguientes fechas, asistencia a clase cuando tocaba, algunos torneillos entre colegios a los que su monitor lo llevaba en su propio vehículo, junto a su migo José Antonio y demás compañeros y algún desplazamiento a competiciones al levante almeriense, que por aquella época contaba con jugadores bastante fuertes y se disponía de buena cantera.

Rara era la ocasión en que decía que había ganado, se juntaba su iniciación y poca experiencia con el buen hacer de los jugadores del levante, Fines, Albox etc

Se notaba que la directiva de la delegación era de dicha zona, y no recuerdo si el delegado era  José Juan Rubio Tapia o Juan Martínez Sola.

        De forma generalizada los clubes y zonas de donde son los dirigentes en cada momento suelen ser mas fuertes, síntomas de que cuando sale un nuevo delegado no trata a todos por igual, sino que barre para casa. Seguro que en la mayoría de las provincias sucede lo mismo.

En cuanto a las  peticiones que nos había hecho, el ajedrez electrónico se consiguió sin problema, se compró el mismo de su amigo José Antonio. El libro fue algo más complicado, no se encontraban libros de ajedrez en ningún sitio y nosotros tampoco sabíamos buscarlos. Internet no era lo de hoy y además no teníamos. Ordenador sí, pero sin internet como si nada.

No sé si por suerte o por ser persistente, pero después de recorrer infinidad de sitios donde pudiese sospechar que podía haber libros y sin resultado positivo, me encontré en un centro comercial (EL COPO , El Ejido),  el perfecto para las necesidades del momento. 

Y ahora que entiende uno un poco más del tema y he visto multitud de ellos, lo recomiendo a todos aquellos que comienzan " Ajedrez para principiantes" de Franc Oyupa. 5,20 € de coste del momento.

Referente al tablero que nos había solicitado, merece un capitulo aparte. Estoy completamente seguro de que con tantos millones de jugadores de todos los niveles que pueda haber en el mundo, a ninguno y digo a ninguno le costó tanto dominar dichoso elemento.
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#4
LAS MALDITAS COORDENADAS


Como en el libro, encontrar un tablero decente era complicado. Solo las tiendas del todo a 100 disponían de ellos, pero no nos convencían. Por fin en una papelería encontramos algo medio aceptable, era un tablero de maleta fabricado en una especie de madera-panel.

Entre el libro y el juego el interés del niño iba creciendo, hasta tal punto que todos los días al llegar del cole una de sus prioridades era sentarse en el sofá, y montar su chiringuito de ajedrez, tablero y libro.

Página a página iba plasmando en el tablero las enseñanzas del libro. Cada enseñanza le parecía una novedad, de la cual teníamos que escuchar sus explicaciones, con su respectiva visita al tablero que seguía sin moverse del sofá y correspondiente explicación del tema que se tratase.

Uno de los temas más pesados, creo que fue, no lo recuerdo bien, el de las descubiertas, ya que no solo tuvimos que tragarnos el ejemplo del libro, sino todo el repertorio que se había inventado y del que nos hacía participes. Todo esto lo teníamos que hacer con un cuidado especial hacia el peculiar tablero.

Hasta llegar a este momento todos los días había un ritual con el tablero antes de comenzar su auto clase de ajedrez (la verdad es que no le hacíamos mucho caso, el niño estaba entretenido, en silencio y no daba mucho la tabarra, pues estupendo).

El tablero carecía de coordenadas y he aquí el mimo a ese elemento, ya que no se le ocurría al pequeño otra cosa que anotar las coordenadas en un folio, del tamaño perfecto y con sumo cuidado recortarlas, colocarlas en el tablero donde correspondía y encuadradas perfecta y exactamente, con el consiguiente talentoso trato que había que darle para que no se moviesen de su sitio, y lo de estornudar o respirar fuerte olvidado, los dichosos papelitos volaban y vuelta a empezar de nuevo con el ritual.

Cada día teníamos el mismo problema y lo de escribir las dichosas coordenadas sobre el tablero para evitar el sacarreo, ni hablar, nos lo tenía prohibido. En el tablero no se podía escribir ni pegar con fiso, nada de nada. Haber quien le llevaba la contraria, quería mantener su tablero como todas sus cosas, juguetes y libros. Que yo creo que al pasar el tiempo no envejecían, al contrario cada vez estaban más nuevos.

Un día la madre me comentó que intentara convencerlo de alguna manera para hacerle las anotaciones de las coordenadas al tablero y evitar el trajín del niño. Pero fue imposible. Yo ya tenía la idea de que más pronto que tarde iba a tener que tomar una decisión drástica y que después de la tempestad vendría la calma. 

Un día mientras estaba en el colegio me arme de valor y con sumo cuidado, rotulador permanente y letra de imprenta realice tan laborioso acto, casi rezando mientras lo realizaba fuese a salirme una letra torcida, una más grande que otra o algún rayotajo. Aquello era como una operación quirúrgica. Hecha dicha operación dejé el dichoso elemento donde estaba y a esperar. 

Como de costumbre llego del cole, comió y se fue al salón, mientras nosotros nos refugiamos en la cocina viéndolas venir. Al poco de entrar al salón escuchamos una voz que decía: "Papaaaaaa porque lo has pintado", fuimos a visitarlo como si la cosa no fuese con nosotros y lo encontramos llorando, en ese momento me arrepentí de haberlo hecho. Entre sollozos y lágrimas (alguna mía y de su madre creo que también cayó),  de forma lo más cariñosa posible, le explicamos que así era mejor, que todos los tableros las traían y que no había ninguna diferencia entre que lo hiciese una máquina o su padre, mejor su padre porque así estaría presente en el tablero dándole su apoyo a través de esos números y letras. Además se le explicó que estaría más cómodo, podría mover el tablero sin preocuparse por nada y todo el tiempo que perdía todos los días en hacer dicho ritual lo podía emplear en aprender y así aprendería más rápido y le ganaría a su amigo José Antonio antes.  Mientras todo esto ocurría y con las correspondientes lágrimas en los ojos no le quitaba la vista a su tablero.

La verdad es que lo convencí más rápido de lo que pensaba y tras echar la tarde con su nuevo formato de tablero y acompañado por sus padres acabo contento y yo creo que hasta feliz del cambio, aunque no lo reconocía.
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#5
UN PERIODO DE TRANSICIÓN

Durante los siguientes meses a su comienzo ajedrecístico poco que resaltar, el pequeño compartía su tiempo entre sus quehaceres normales, el ajedrez, fútbol y el tenis.  Asistía a algunos torneos cercanos a Vícar, seguía sus clases en las escuelas deportivas y poco más.

El ajedrez era algo que entusiasmaba al chico, pero no a nosotros, aunque si empezábamos a interesarnos cuando y donde se celebraban este tipo de eventos. La información se cogía de los carteles que se publicaban en cada torneo. La publicidad de cartelería funcionaba estupendamente (un solo cartel en la sala y se informaba a todos), además ya ibas con la predisposición para buscarla, o sino, preguntabas a otros padres que poco a poco ibas conociendo y que entendíamos que estaban metidos en este mundillo y entendían del tema supuestamente (pasado el tiempo te das cuenta que eran muy pocos los entendidos, la inmensa mayoría estaba poco mejor que nosotros o incluso mucho peor).

Éramos unos padres muy inexpertos en el tema ajedrecístico, no teníamos ni idea de cómo funcionaba nada. Pero eso sí, no nos faltaban ganas de aprender y a base de preguntar a todo ser viviente y solventar cualquier duda que tuviésemos, en estos pocos eventos  ya sabíamos, aunque no en profundidad, como más o menos funcionaban los emparejamientos, temas de ELO, algunas leyes y normas, etc.

Así llegamos al comienzo del verano siguiente y la cosa cambió bastante, tanto por parte del niño como nuestra. Esto del ajedrez se tomó de otra manera, algo más seria, el joven parecía apuntar maneras, nuestro entusiasmo iba creciendo. 

Tal vez sin enterarte el ajedrez se te iba metiendo en vena, como bien dice el gran Rafael Conejo. Y no te das cuenta.
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#6
SU PRIMER TORNEO 90' + 30''  y SUS PADRES NOVATOS


Llegó el verano y con él, una avalancha de torneos. El chaval jugaba y hacía lo que podía, eso sí, los resultados por encima de lo esperado.

Acostumbrados a los torneos de un día a rápidas, apareció uno que duraba varios, esto era algo novedoso. Tan solo se jugaban dos partidas al día. Era el Internacional del club ajedrez El Ejido "Jorge Álvarez" a ritmo de 90' + 30''. Yo pensaba que eso era una locura, un día entero para dos partidas. 

Como de los cobardes nada se escribe, lo apunté. Con la cabeza rapada y entre tanta persona mayor y la escasa participación de niños, el chico parecía un calamar en una jaula de tiburones.

Como es normal perdió las primeras partidas y creo que ganó la tercera o cuarta. Esto le dio ánimos y estaba que se comía el mundo, claro después vinieron más derrotas, pero los ánimos no decaían. Siempre antes de empezar, decía: "esta la gano si o si". Como es lógico, volvía a perder. Pero lo de salir triste de la sala nada de nada, siempre con una sonrisa.

Entre todo esto, conocimos a más padres, ojeamos los carteles de los próximos torneos y me acuerdo de unas anécdotas  que nos llamaron la atención y que no olvidamos con el paso del tiempo. 

Vimos como una niña mantenía una disputa acalorada con un chico que llevaba en el cuello una especie de tatuaje, y al que el padre regañó, amenazó con llevárselo si seguía así, no podía ser que cada vez que perdía le formara un follón, era un tal Porras creo recordar, la rival, y quien después se hizo gran amiga nuestra, María Ripoll, con su vestido de princesa.

Había un señor calvo muy agradable, que se acercaba muy a menudo a contarnos chistes y promocionar su torneo en Tahal a la semana siguiente, al cual asistimos y pasamos muy bien. 

Otra cosilla fue que los jugadores tras terminar la partida hablaban entre ellos amablemente. Yo que provenía del fútbol me llamó un poco la atención, ya que en este deporte tras terminar un partido lo lógico eran los insultos y en algunos casos algo más.

Y por último la anécdota que da nombre a parte de esta capítulo. 
En en la última ronda, el niño llevaba 2,5 puntos, precisamente los mismos que el presidente del C. A. Vícar y del que él era socio, lo cual llevó a que les tocara enfrentarse. Teníamos la esperanza de que le diera unas tablas y así el chico se llevaría un trofeo. Pero esto no ocurrió, como era lógico ganó el presi, cosa que nosotros como padres no entendíamos. Ignorantes de nosotros y padres novatos que no reconocimos esa acción en ese momento.

Lo que sucedió fue lo correcto, la inexperiencia de unos padres principiantes a veces no deja ver más allá de nuestros hijos en cuestiones como ésta o similares.

La verdad que aprendimos mucho en ese Torneo, sobre todo de esto último.

 Y si hay algún padre novato como lo eramos nosotros entonces, que sepa que esos deseos y pensamientos son erróneos. Y pensad que cuando esto o similar pasa, además de todo lo que conlleva ético-legal, puede que nos llevemos un trofeo que no nos pertenece y se lo estamos robando a otro chico que se lo merece más y que ganó honestamente.
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#7
TORNEO DE TAHAL  07/08/2004

Después de su primer torneo a lentas (90' + 30'') continuó su participación en el torneo de fiestas de Las Cabañuelas (Vícar), donde se llevó el premio de campeón sub-18 ganando su primer trofeo, siendo sub-12 y después en el torneo de niños de Tahal, donde seguía tomando esas clases de experiencia inicial por la que todo jugador pasa, sin nada importante que resaltar en el torneo pero con sus correspondientes anécdotas. 

Allí, conocimos a un chico del que no recuerdo el nombre, pero que se presentó como un genio de las piezas. Según comentaba, había sido o era patrocinado por Telefónica en sus viajes y recibido sus correspondientes becas. 

Según iba transcurriendo el torneo, no notaba yo la genialidad del joven en los tableros, perdía más que ganaba y no había muchos Kasparov en el torneo que digamos. Como digo era un torneo de niños, donde estaban las promesas de El Ejido, Dani Cara, Jorge Vázquez, Guillermo y Álvaro Martín Lozano y algunos más, chicos de Almería, del pueblo y el mío.

El joven comentaba que estaba desentrenado, llevaba unos meses sin jugar y eso le pasaba factura. En una de las rondas le tocó jugar con mi hijo y ganó, pero vi que sufrió muchísimo para ganar a un rival que solo había jugado cuatro torneos como quien dice. 

Yo pensaba que si a éste lo patrocina Telefónica, a mi hijo con las maneras que apunta, lo puede hacer Repsol, puestos a pedir.

El joven terminó el torneo con más pena que gloria y se despidió de nosotros con la misma simpatía y educación que había tenido todo el día. No lo volvimos a ver nunca más en ningún torneo ni fuera de él.

Pienso que se nos había colado en el torneo un pequeño Nicolás. Menudo trápalas. Eso sí, muy educado.

Durante el torneo mi genio había hecho su primer pastor retrasado ante Guillermo Martín, cosa que llamó la atención de los demás niños de El Ejido, y que más tarde su hermano Alvaro vengaría de forma contundente.

Cosa de niños y principiantes, en su partida con Alex Vilches, mi retoño se dejó la dama, pero Alex le avisó y este rectifica. Unas jugadas más tarde es Alex quien se deja la dama, mi niño le devuelve el favor, avisando del error, y Alex rectifica. Estaban empatados a favores. A partir de esta partida, Alex fue su primer gran amigo del ajedrez. La partida la terminó ganando Alex.

Al terminar el torneo se hizo la entrega de premios, donde todos obtuvieron su trofeo, excepto el último clasificado, en este caso clasificada (una pequeñita niña de El Ejido). Alguna solución había que buscar, que todos se hubiesen llevado premio menos uno, no estaba bien. Buscando una solución, el padre de Alex, que era el árbitro del torneo, y echando un vistazo por la sala, encontró una caja que contenía un botiquín de primeros auxilios sin estrenar. ¡¡BINGO!! la niña ya tenía su premio.

A falta de trofeo, bien vale un botiquín.
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